miércoles, 3 de diciembre de 2008

Dios es duda... (a ver alumnos, repitan, Dios es perfecto...)

Recuerdo durante mis años de catecismo siendo chiquito y no tan chiquito, como mis catequistas fueron enseñandome cómo era Dios. Mis papás, en mi casa, fueron mostrándome que Dios era bueno, perfecto, grande y que nos ama con todo el corazón. Esto es muy cierto...
Años más tarde, la vida misma, con sus innumerables caminos y con sus idas y venidas que desconciertan me fue revelando otro rostro de Dios...
La vida que comparto y celebro con mis hermanos en este rinconcito olvidado del Gran Buenos Aires me va enseñando que Dios es duda, Dios es incertidumbre, Dios es intemperie, Dios es inseguridad, Dios es fragilidad, miedo, llanto, horror...
Tal vez tenga que aprender en esta porción olvidada de la tierra y de los hombres, que Dios es distinto a como nos enseñaron...

2 comentarios:

Yazzmina dijo...

Mi querído Juan, cuánta razón tenés!! Sabes una cosa? me sacaste las palabras... Yo estoy en otro rinconcito de Bs As, también bastante olvidado, yo al igual que vos y tus hermanos, día a día me todo con un Dios que es lucha, esfuerzo, empuje, angustía, soledad... pero también me topo en mi contacto más con los niños y adolescentes, con un Dios que sueña, que disfruta de las cosas sencillas y chiquitas, aquellas que pasan desapercibidas, me todo con un Dios que en medio de su propia fragilidad es mano tendida. Ésto último lo vivé este fin de semana cuando 18 adolescentes de la IAM fueron de servidores a un proeycto de cáritas..., ellos, los que menos tiene, ellos..de quienes casi nadie se preocupa... y más aún una niña de 5 años me preguntó "también puedo ir? puedo ayudar?" te aseguro que su mirada traspasó mi corazón.
Reafirmo lo que decis... DIOS ES DUDA...

Alejandro dijo...

Juan, te comparto una anécdota que me paso hace un tiempo, en un retiro. Dos personas daban una charla y uno pregunta "¿Quién es Jesús?" Con mi fe marista como bandera, respondo "El Salvador". "Tenés razón" me dicen, "¿Cómo sabés?" repreguntaron. Ahí me dejaron sin palabras, apenas me salió un "porque me lo enseñaron". Ahí me demostraron que la visión que uno tiene de Dios no puede ser la que le enseñan, tiene que ser la que uno siente.
Gracias por estar siempre presente y darme algo para pensar cada vez que hablamos